Dibujaba una rosa en la ventana empañada del bus con sus dedos. Del otro lado la Luna resplandecía iluminando la noche. Es para ti, lo pensó, y ambas, rosa y luna estaban ahí juntas acompañando aquel rostro reflejado en la ventana que no podía soñar.
El bus lo regresaría a casa, pero algo llevaba dentro, algo profundo que lastimaba su alma, algo que le permitía entrar a los umbrales. Hay quienes llevan la oscuridad dentro y no saben como controlarla, a algunos les concede poderes terriblemente invencibles y a otros locura, pero para él aquella oscuridad era la llave para poder entrar libremente a los umbrales, si es que puede considerarse libertad a ese lugar.
El Guerrero de la Oscuridad conoce los Umbrales, como una maldición aquel lugar está en todas partes. Conoce la muerte y baila con ella. Sus manos manchadas llevan el perfume del abismo y de la sangre.
El Guerrero de la Oscuridad es capaz de entrar y salir de los umbrales, pero sabe que pronto batallará ahí, tendrá que enfrentar al peor de los demonios, a èl mismo. Sabe que ese lugar maldito no es su destino porque aún recuerda esas palabras en la boca de ella, el destino nace del corazón.
El bus llegó al paradero final. Camina con la luna, no camina solo. Camina con el recuerdo de ella, camina seguro porque sabe que pronto combatirá con la oscuridad. Es el camino final, sin mirar atrás muchas puertas le serán ofrecidas y solo podrá elegir la que respira fuego.
Homo homini lupus est. El hombre es el lobo del hombre, el hombre es su propia bestia.
Juan J.Espejo Fernández
Cap. Los Umbrales
....Lunes 5:30 am
Discontinuidad
